hhh

Juliano Augusto (331-362)

El emperador Juliano, apodado “el Apóstata” por algunos autores cristianos, es probablemente una de las figuras de la Antigüedad tardía que más interés ha suscitado. Su ajetreada vida, su faceta de intelectual neoplatónico y su obra literaria han hecho correr ríos de tinta desde el propio siglo IV hasta la más reciente actualidad.

Flavio Claudio Juliano nacía en Constantinopla, hacia el año 331 o 332. Sus padres fueron Julio Constancio, hijo del tetrarca Constancio Cloro y hermanastro de Constantino el Grande, y Basilina, hija de Julio Juliano, que entre otros cargos había ostentado el del prefecto del pretorio bajo el gobierno del emperador Licinio. Tras la muerte de la mayoría de sus parientes masculinos (a excepción de su hermanastro Galo) en el 337 (su madre moriría poco después de dar a luz), ordenada quizá por su primo Constancio II, en un hecho conocido como la “matanza de Constantinopla”, Juliano fue enviado a vivir con su abuela materna en Bitinia, donde quedó formalmente bajo la tutela del obispo arriano Eusebio de Nicomedia. Sin embargo, durante esa parte de su infancia, la educación de Juliano estuvo en manos del esclavo Mardonio, un eunuco escita que ya había actuado como pedagogo de su madre y que procuró al pequeño sus primeras enseñanzas sobre la obra de Homero y el pensamiento griego. Años más tarde, en su discurso Misopogon, Juliano recordaría con cariño, admiración y respeto las enseñanzas de Mardonio (Mis. 351c-d).

Alrededor del 342, tras la muerte de Eusebio de Nicomedia, Juliano y su hermanastro Galo fueron trasladados a la finca imperial de Macellum, en Capadocia, donde ambos quedaron bajo la tutela del arriano Jorge de Capadocia, futuro obispo de Alejandría y recibieron una única visita del emperador, su primo Constancio II. A través de la biblioteca de Jorge pudo Juliano acceder a los textos de Platón, Aristóteles y otros muchos autores clásicos, además de a textos cristianos, que le procurarían un dominio de la doctrina cristiana que demostraría más adelante en obras como el Contra galileos. El confinamiento en Macellum terminaría para los hermanos en el 348. Al joven Juliano se le permitió entonces emprender una serie de viajes con el objetivo de continuar con su educación en la paideia. Primero Juliano se trasladó a Constantinopla, donde estudió con el gramático pagano Nicocles y el sofista cristiano Hecebolio. No mucho después, Constancio II ordenaba sin embargo el traslado de Juliano a Nicomedia, donde le acompañó Hecebolio, sin que estén muy claras las razones para este traslado (entre las que se barajan el miedo que podría haber experimentado el emperador ante la popularidad ganada por otro miembro de la dinastía constantiniana como era Juliano). En Nicomedia le fueron prohibidas las clases del famoso sofista Libanio de Antioquía, que sin embargo refiere en uno de sus discursos que el joven Juliano halló la manera de hacerse con copias de sus lecciones. En el 351, Juliano se dirige a Pérgamo con intención de acudir a las clases del famoso filósofo neoplatónico Edesio, quien sin embargo le redirige a sus discípulos Crisantio de Sardes y Eusebio de Mindo. Así, Juliano entra en contacto con los círculos neoplatónicos de Asia menor y conoce al que se convertiría en su mentor, Máximo de Éfeso, filósofo y teúrgo bajo cuya égida parece que Juliano se inició en algún tipo de rito mistérico (se baraja como principal posibilidad el mitraísmo) entorno a esta época. El propio Juliano (Ep. 111) apunta a esta época de su vida como el momento en el que abandonó la fe cristiana, si bien lo más probable es que su conversión “a la filosofía” (como la bautiza Ilinca Tanaseanu-Döbler) fuera un proceso de más larga duración, como sugiere el hecho de que Juliano sitúe el comienzo de su amor por el Sol en su infancia (Or. 11.130c-d).

Tras la ejecución, en el 354 de su hermano Galo, que había actuado como césar de Oriente desde el 355, Juliano es convocado por su primo a Milán. En una decisión en la que parece haber tenido algún tipo de papel la emperatriz Eusebia, Juliano fue enviado a Atenas, donde ampliará sus estudios en la paideia de la mano, entre otros, del sofista Proheresio y hará amistades tan significativas para él más adelante como el filósofo Prisco. Hacia finales del mismo año, Constancio II nombró a Juliano César de Occidente, quedando en sus manos la defensa del limes en la Galia, y al mismo tiempo le entregó en matrimonio a su hermana Helena. En el 357 obtuvo una gran victoria contra los alamanes en la batalla de Argentoratum (Estrasburgo). En el 360, las tropas de los auxilia palatina le aclamaban Augusto en la ciudad de Lutecia (París), quizá como resultado de un movimiento organizado por él mismo o por alguno de sus apoyos. En el 361, con sus tropas dirigiéndose hacia Constantinopla y antes de que diera tiempo a que se produjera choque alguno entre ambos, Constancio II moría en Cilicia, convirtiéndose Juliano en Augusto.

Las fuentes atribuyen una buena cantidad de medidas a Juliano durante sus dos escasos años de gobierno, entre las que podemos destacar su intento por revitalizar las curias locales, la revitalización de los templos y los cultos y especialmente la polémica “ley de los profesores”, mediante la que parece que pudo pretender apartar a los intelectuales cristianos de la enseñanza cristianos (aunque existe una polémica abierta sobre la interpretación de los dos textos relativos a esta medida). A mediados del 362 Juliano se trasladó con su corte (entre cuyos miembros se encontraban varios de los filósofos mencionados antes) a Antioquía con el objetivo de preparar una campaña militar contra la Persia sasánida. Allí, además de volver a encontrarse con el famoso sofista Libanio de Antioquía, Juliano tuvo que enfrentar el desagrado de la población antioquena, provocado probablemente en parte por la crisis de subsistencia agravada por la presencia del ejército en las cercanías de la ciudad. El emperador recogió su interpretación de la historia de su desencuentro con la ciudad en su discurso Misopogon (El enemigo de la barba). En marzo del 363, Juliano iniciaba con su ejército la marcha hacia Persia, donde moría en junio del mismo año, en un episodio en el que se ha discutido si alguna facción cristiana pudo tener alguna intervención.

Junto al ya mencionado Misopogon, Juliano escribió varios discursos más, una obra de polémica anticristiana llamada Contra galileos y numerosas cartas, de las que se nos ha conservado una considerable selección que constituye una fuente fundamental para el conocimiento sobre la vida y el gobierno de Juliano, así como de los sectores cuyo apoyo buscó. La figura de este emperador ha conocido una larga tradición de recepción en la literatura y otras artes, con ejemplos como la famosa novela de Gore Vidal, Juliano el Apóstata, la obra teatral Emperador y galileo, de Henrik Ibsen, varias novelas de ciencia ficción e incluso el cómic Apostata, de Ken Broeders.

MARINA DÍAZ BOURGEAL

 

Breve bibliografía

ATHANASSIADI, P. (1992 [1981]): Julian. An Intellectual Biography, Oxford.

BAKER-BRIAN, N. y TOUGHER, S. (eds.) (2012): Emperor and Author. The Writings of Julian the Apostate, Swansea.

BIDEZ, J. (1965 [1930]): La vie de l’empereur Julien, Paris.

BOUFFARTIGUE, J. (1992): L‘Empereur Julien et la culture de son temps, Paris.

BOWERSOCK, G.W. (1978): Julian the Apostate, London.

DE VITA, M.C. (2011): Giuliano imperatore filosofo neoplatónico, Milano.

ELM, S. (2012): Sons of Hellenism, Fathers of the Church. Emperor Julian, Gregory of Nazianzus, and the Vision of Rome, Berkeley-Los Angeles-London.

GREENWOOD, D. N. (2021): Julian and Christianity. Revisiting the Constantinian Revolution, Ithaca.

MARCONE, A. (ed.) (2015): L’imperatore Giuliano. Realtà storica e rappresentazione, Milano-Firenze.

Quiroga Puertas, A. J. (2020): El emperador Juliano. De la historia a la ficción, Madrid.

SANZ SERRANO, R. (2009): “Fundamentos ideoógicos y personales en el pronunciamiento del emperador Juliano”, Potestas: Religión, poder y monarquía. Revista del Grupo Europeo de Investigación Histórica 2, 83-115.

TANASEANU-DÖBLER, I. (2008): Konversion zur Philosophie in der Spätantike. Kaiser Julian und Synesios von Kyrene, Stuttgart.

WIEMER, H.U. (1995): Libanios und Julian. Studien zum Verhältnis von Rhetorik und Politik im vierten Jahrhundert n. Chr., München.

WIEMER, H.-U. y REBENICH, S. (eds.) (2020): A Companion to Julian the Apostate, Leiden.

Cita

Etiam ac ullamcorper neque, ornare pulvinar ligula. Vestibulum vitae tortor sollicitudin, porta libero ac, pellentesque sapien. Vestibulum feugiat ex augue, porta ultricies enim feugiat ut. In et ultricies metus. Donec nibh lacus, euismod sed nibh ut, egestas commodo magna.

Mapa